lunes, 27 de enero de 2014

Transformación

Milagrosamente, no se queda afónica de tanto gritar. Grita y grita sin parar, presa por el miedo de estar rodeada por la oscuridad, sola. De rodillas en el suelo, forcejea con las cadenas que la apresan de pies y manos pero por más que lo intenta solo consigue que el metal le perfore las muñecas. El vestido se le pega al cuerpo a causa del sudor frío y deja entrever profundas heridas y sendos cortes, que se han convertido en la mayor de las torturas de la pobre chica. Jamás cicatrizan. Rebosan hilillos de sangre continuos, y en algún arrebato de locura piensa que han dejado de sangrar pero la realidad vuelve a arrancarle esas esperanzas con sus frías garras y la engulle de nuevo en el mar de las sombras. El dolor se ha convertido en su rutina. Grita con todas sus fuerzas, pidiendo ayuda, un instante de locura que le ayude a sobrevivir o simplemente para ahogar durante unos instantes el dolor que siente. Pero nadie acude...Ya no tiene fuerzas para seguir luchando. Las piernas le tiemblan y los brazos le caen como pesos muertos sobre los hombros. Su voz se ha esfumado como un fénix que se convierte en cenizas. Sólo que este fénix no vuelve a renacer. La impotencia le pesa sobre su espalda, y se deja caer exhausta sobre el húmedo suelo, teñido de rojo por toda la sangre derramada. Llora en silencio ante su derrota y se encoge en sí misma. Ya no le importa ser consumida por la oscuridad ni por las voraces bestias que acechan dentro de ella.Pero de repente, algo le hace recapacitar. A su espalda, una pequeña luz entre las sombras calienta sutilmente su cuerpo. Se gira todavía con lágrimas en los ojos y, como si fuera un vagabundo hambriento vislumbrando una despensa repleta de comida, se tira sobre aquella luz esperanzadora. Pero antes de que pudiera llegar, las cadenas la detienen.No...- piensa con desesperación- no, no, no...Alarga con todas sus fuerzas la mano, pero no llega. Sus ojos vuelven a empañarse y a desprender grandes lágrimas amargas. Pero no va a rendirse. El calor de aquella luz le da fuerzas para continuar su lucha. Piensa en guerreros que se crecieron con el beso de su amada, de pequeños hombres que vencieron sus dificultades para lograr sus metas... Tira con todas sus fuerzas de las dos cadenas hacia adelante. Aprieta los dientes y empuja.Vamos... vamos.Entonces, sus pequeños oídos escuchan el "crac" que tanto ansiaba oír. Mira hacia atrás y ve que la mitad del eslabón de una cadena se había roto. Con eso, sus esperanzas aumentan y tira más fuerte. Vuelve a gritar, pero esta vez grita por la libertad, por el esfuerzo y su recompensa. Desea salir de allí con más fuerza que antes. Cual espartano, su grito retumba por todo el espacio, haciendo retroceder a las sombras y la oscuridad. Y al instante, una cadena se rompe.
¡Al fin!La chica alarga más el brazo y consigue tocar aquella partícula de luz deslumbrante. Desde la mano, su cuerpo comienza a iluminarse del mismo color refulgente hasta la punta de los pies. Las cadenas desaparecen y las heridas cicatrizan. Asombrada y henchida de felicidad, se levanta y alza las manos. Toda su luz se expande y la oscuridad y sus bestias acaban por desvanecerse. La chica deja caer los brazos y sonríe. "Ya se ha acabado el sufrimiento"- y después de ese pensamiento, salta de alegría, sintiéndose libre como un pájaro al abandonar su jaula.Entonces, vuelve a aparecer el destello de luz esperanzador. Lo mira y se agacha, sonriente. Del destello aparece una figura conocida para ella, que se acerca con calma y serenidad. El Gran Lobo coloca su cabeza sobre su hombro y ella lo abraza, acariciándole el pelaje. Se separan y él se queda mirándola con aquellos ojos amarillentos que ella tanto iba buscando.Gracias- le dice la chica y le da un pequeño beso en el hocico.El lobo le da un sutil lametón y vuelve a acurrucarse en su hombro, protegiéndola.¡Al fin!La chica alarga más el brazo y consigue tocar aquella partícula de luz deslumbrante. Desde la mano, su cuerpo comienza a iluminarse del mismo color refulgente hasta la punta de los pies. Las cadenas desaparecen y las heridas cicatrizan. Asombrada y henchida de felicidad, se levanta y alza las manos. Toda su luz se expande y la oscuridad y sus bestias acaban por desvanecerse. La chica deja caer los brazos y sonríe. "Ya se ha acabado el sufrimiento"- y después de ese pensamiento, salta de alegría, sintiéndose libre como un pájaro al abandonar su jaula.Entonces, vuelve a aparecer el destello de luz esperanzador. Lo mira y se agacha, sonriente. Del destello aparece una figura conocida para ella, que se acerca con calma y serenidad. El Gran Lobo coloca su cabeza sobre su hombro y ella lo abraza, acariciándole el pelaje. Se separan y él se queda mirándola con aquellos ojos amarillentos que ella tanto iba buscando.Gracias- le dice la chica y le da un pequeño beso en el hocico.El lobo le da un sutil lametón y vuelve a acurrucarse en su hombro, protegiéndola.

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