Ya que últimamente no he colgado gran cosa, hoy os dejaré la primera parte de la historia de nuestra prota EYRA. Ya puse una entrada con el resumen "bonito" de su historia. Podéis leerlo aquí, junto a otras dos protagonistas, que sus historias todavía no colgaré, ya que no las tengo muy avanzadas. ¡Pero no temáis! Ya las colgaré ;) Espero que os guste, ¡y disfrutad de nuestra valquiria!
El aire fresco entraba por la ventana, acariciándome la piel que no lograba tapar el camisón corto de seda azul claro. El vello fue el primero en levantarse, dándome los buenos días con un escalofrío. Me arremoliné entre las sábanas y tapé todo mi cuerpo con ella. Abrí los ojos y miré por un agujero de la manta por el que traspasaba la luz del día. Hacía un día espléndido. Divisé el cielo azul, sin ninguna nube que lo estropeara, los campos verdes y las montañas del Víngolf, que se alzaban imponentes en aquel amanecer. Los rayos del sol entraban por los ventanales de mi terraza e iluminaban toda la estancia, tiñéndola de un agradable color miel. Tiré las sábanas a un lado de la cama y me desperecé alzando los brazos, a la vez que estiraba mis alas. Las plumas vibraron ante el contacto con la luz del sol, como si se alegrasen de verla nuevamente. Sonreí y salí al balcón. Era amplio, con una hamaca de color crema a un lado y un parasol a juego. Y al otro lado, descansaba una pequeña librería con una gran colección de libros que tenía pendientes por terminar. Me asomé al borde del balcón, protegida por el muro de seguridad. Toda persona debería temer a una altura de cuarenta pisos, pero las valquirias no se amedrentaban. Vivían en edificios de gran medida, ya que adoraban las alturas. Grandes mansiones al borde de barrancos, caserones adheridos a troncos de árboles, palacios suspendidos en el aire… Observé el paisaje que se presentaba desde aquella altitud: el sol ya se levantaba pletórico por encima de la cumbre de las montañas, el aire fresco se colaba por debajo de mi camisón y arremolinaba mi cabello rojizo, grupos de valquirias volaban despreocupadas, felices y sonrientes; las aves revoloteaban entre los árboles, buscando sus frutos, las flores se abrían con el rocío colmando de sus pétalos… Una auténtica maravilla. De un salto, me subí al muro de protección y me senté en el borde, con las piernas suspendidas en el aire. Me dispuse a seguir contemplando el paisaje, cuando un remolino de cabello borgoña me agarró de los pies y me alzó varios metros de mi balcón.
-¿¡Que cojones!?-grité, intentando recolocarme el camisón que se había movido, dejando al aire mi culotte rojo y negro, con la estampa un osito muy poco favorecedor en todo el trasero- ¡Aihrel! ¡Bájame, por el amor de Freyja!
Mi amiga del alma se destornillaba de risa como si fuera una chiflada, mientras me balanceaba sobre el vacío, y yo luchaba por mantener mis “feminidades” al resguardo de todos, roja como un tomate.
-Como mandes, reina-dijo entre carcajadas- Por cierto, bonito culotte- me guiñó un ojo y seguidamente liberó mis pies.
Por un instante me mantuve suspendida en el aire, hasta que mi cuerpo, movido por la gravedad, comenzó a caer como un peso muerto. Descendí a una velocidad vertiginosa, pero en vez de gritar por mi vida, sonreí. Estaba enfadada por la jugarreta de mi amiga, pero la adrenalina que sentí en aquel momento me disipó el enfado. Era una amante de la acción, de la adrenalina pura y dura. Cuando quedaron varios metros para que mi cuerpo impactase contra el suelo, extendí mis alas y aterricé livianamente sobre mis pies, creando una pequeña ventisca a mí alrededor.
Seguidamente, y sin pedir disculpas a los de mi alrededor, volví a ascender como la bala de un cañón.
Para cuando llegué arriba, Aihrel ya se había adueñado de mi habitación y estaba revolviendo toda la ropa de mi armario.
-¡Día de nonnes, Eyra!-exclamó- Ponte guapa y salimos a dar un vuelo-continuó rebuscando en mi armario.
Pero para su sorpresa, agarré la almohada de mi cama con rapidez y se la estampé en la cara. Aihrel lanzó un gritito de sorpresa.
-Eso por lo de antes, guapa-dije, enfatizando la ultima palabra.
-No entraré en tu juego hasta que te vistas, preciosa-respondió repitiendo el mismo énfasis, provocándome.
Nos miramos y sin poder evitarlo, las risas nos contagiaron. Nor reímos de nosotras mismas, como niñas pequeñas. La miré y me conmovió su expresión de dicha. Adoraba a mi nonne, y eso jamás cambiaría. Desde el primer momento que la vi en el Víngolf, la reconocí como tal.
-Eso por lo de antes, guapa-dije, enfatizando la ultima palabra.
-No entraré en tu juego hasta que te vistas, preciosa-respondió repitiendo el mismo énfasis, provocándome.
Nos miramos y sin poder evitarlo, las risas nos contagiaron. Nor reímos de nosotras mismas, como niñas pequeñas. La miré y me conmovió su expresión de dicha. Adoraba a mi nonne, y eso jamás cambiaría. Desde el primer momento que la vi en el Víngolf, la reconocí como tal.
>> Su cabellera color borgoña aleteaba sobre su cabeza, impulsada por el viento. Tenía la piel de marfil, perfecta y suave, y unos ojos oscuros que hipnotizaban a cualquiera. Hojeaba un libro de cultura escandinava, sobre todos los reinos y sus especies, bajo un gran sauce cobijada del sol. Junto a ella descansaba una pila de libros y un refresco de cereza. Leía tranquilamente, cuando dos einherjars-guerreros de Odín-se acercaron para acabar con su momento de paz. Yo pasaba por allí, y contemplé el momento con curiosidad.
-¿Estas sola, preciosa?-preguntó uno de ellos, de cuerpo escueto y cara de perro.
-Déjanos hacerte compañía, ¿quieres?-soltó el otro, que más bien parecía un armario andante. Mucho serrín y poco cerebro. Se acercó a Aihrel y le arrancó el libro de las manos- ¿Qué es esto?
Hojeó el libro por encima y lo tiró a un lado, lejos de su alcance.
-¿Estas sola, preciosa?-preguntó uno de ellos, de cuerpo escueto y cara de perro.
-Déjanos hacerte compañía, ¿quieres?-soltó el otro, que más bien parecía un armario andante. Mucho serrín y poco cerebro. Se acercó a Aihrel y le arrancó el libro de las manos- ¿Qué es esto?
Hojeó el libro por encima y lo tiró a un lado, lejos de su alcance.
Un comienzo muy prometedor. Dos amigas algo locas y mucha diversión, me encantaaa ;D
ResponderEliminarLos mitos escandinavos siempre me han apasionado y si le metemos un toque moderno, soy toda tuya. Estoy deseando seguir leyendo, no tardeeees
Un besooo
Lena
PD: Yo también quiero un culotte de ositos XD
¡Muchisimas gracias Lena por el comentario! Me ayudan mucho^^ No tardaré en subir la siguiente entrada, ya que no paro de escribir como una loca jejeje Yo tengo un culotte con un osito, pero es rosa y casi no me lo pongo :P Me inspiré en el jajaja Gracias por leerme ;)
EliminarUn besooo