Relato (imagen) XIV

Ya tenía en mente el relato y ni siquiera había encontrado una imagen para él jejeje (soy una hacha) En fin, aquí os traigo el siguiente relato con imagen! Disfrutad! ;)

Mujer mirando por una ventana perlada de gotas de lluvia, pensativa, con una taza humeante apoyada en el marco de la ventana, y un diario en la mano. La página por la cual está abierto reza: "Querido diario, no dejo de pensar en él."







Querido diario, no dejo de pensar en él.
He comenzado a considerar cada recuerdo cómo un enemigo del cual no quiero huir, ni escapar. Me gustaría deleitarme con cada detalle guardado en mi memoria, el aire fresco, los rayos del sol bajo nuestra piel, nuestras miradas descaradas, las sonrisas cómplices... Quiero sumirme en ellos cómo si de un sueño se tratase, y dejarme llevar por ellos. Pero no puedo. Son tan sólo eso: sueños. Aunque desee atraparlos con todas mis fuerzas, ya han volado lejos, llevándoselos el viento y el pasado. Es una sensación demasiado tormentosa, dolorosa. Todos los días me encuentro pensando en qué habrá sido de él. Qué estará pasando por su cabeza en estos momentos, o estará haciendo en este instante. Y simplemente puedo responderme con un agónico silencio... Pero al momento, me obligo a rectificar, maldiciéndome por ser tan débil y torturarme con algo imposible. ¿Qué me ocurre? Debería abandonar esos recuerdos y mirar hacia el presente, ya que él no estará en él. Las lágrimas me resbalan por las mejillas sin cesar, testigos del dolor que siento al saber esa terrible verdad. Nuestros caminos no estaban hechos para encontrarse, pero no me arrepiento de haber sido inmensamente feliz con él. Y aún así, siempre sabré que no estaré completa, pues parte de mi alma se ha quedado con él, para siempre. Espero, querido diario, que mi corazón soporte la pesada carga que me acompaña, pues no pienso desprenderme de ella. No porque no quiera, simplemente, porque jamás podré olvidar todo lo que fuimos, todo lo que él era. Jamás podré dejar de vislumbrar su azulada mirada en el cielo despejado, su manera de ser en una hipnotizante canción, el frescor de su sonrisa en la de un risueño niño, la altivez con la que afrontaba el mundo, el cariño de sus palabras... Cómo una penitencia, mi amor es mi castigo, una expiación de la cual sufriré cadena perpetua. Y des de mi celda escribo esto, soñando con pesadillas disfrazadas de sueños.