sábado, 4 de octubre de 2014

Eyra.4



-¡Pues baja de donde quieras que estés y vístete!-exclamó, tirándome un cúmulo de ropa a la cara- ¡Que nos espera una buena jarra de hidromiel!

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Cada viernes –nos gustaba usar los nombres de los días del Midgard, ya que en el Víngolf no existía el término “tiempo”- Aihrel y yo íbamos a uno de los establecimientos más conocidos por su deliciosa hidromiel. Volábamos hasta el Asgard-hogar de los dioses- y allí pasábamos la mañana. Una rutina que no nos gustaba saltarnos nunca. 

-¡Date prisa, tortuga!-soltó Aihrel, saltando sobre el muro de seguridad. Abrió las alas y quedó suspendida en el aire- ¡Que las mejores mesas siempre se las pillan los einherjars!
-¡Ya voy, ya voy!- respondí, intentando hacer equilibrios para ponerme las sandalias. 

De un salto, extendí mis alas y llegué hasta ella. Y con un solo aleteo, nos alzamos hasta las nubes, gritando de júbilo y emoción. Adorábamos volar. Era cierto que las valquirias llegaban a tomar el vuelo como algo cotidiano-después de tanto tiempo- pero nosotras seguíamos sin acostumbrarnos a la sensación de vértigo, a la adrenalina corriendo por nuestras venas al mirar hacia abajo, el viento arremolinándonos los vestidos y el cabello y sobretodo, amábamos el sentimiento de libertad al observar la enorme explanada de aire para nosotras. Extendí las manos y Aihrel me imitó, sintiendo el viento impactando contra nuestra piel. Era algo maravilloso. Dejamos de aletear y nos abandonamos a las suaves corrientes de aire. Era como si el mundo se detuviera, y tan solo nosotras nos pudiéramos mover en él. Agarré la mano de Aihrel y nos miramos con complicidad. De golpe, giré mi cuerpo y Aihrel fue tras él, enlazada con mi mano, dando un giro hacia delante. Podía escuchar sus risitas agudas mientras giraba. Y cuando dejé de impulsarla, repitió mi movimiento como si fuéramos una cadena. Me impulsó y giró sobre sí misma, haciéndome dar una vuelta a su alrededor. Exclamé a pleno pulmón, henchida de felicidad, sintiendo la fuerza centrifugadora que generábamos al rodar. Repetimos la secuencia varias veces, avanzando por el cielo entre risas y carcajadas. Hasta que escuchamos nuestros nombres transportados por las ráfagas de viento.

-¡Eyra! ¡Aihrel!

Las dos dejamos de juguetear y dirigimos nuestra atención a Kaira, que volaba hacia nosotras con expresión de urgencia. Cuando llegó hasta nosotras, se paró en seco y dio una gran bocanada de aire.

-¡Llevo varias leguas llamándoos! ¡Estáis más sordas que Freyja cuando le pedimos bajar al Midgard!-exclamó, con una mano sobre el pecho.
-Perdona Kaira-se disculpó Aihrel, con una sonrisita en los labios-, ya sabes que aquí arriba no se escucha una mierda.

Kaira refunfuñó algo ininteligible y se cruzó de brazos. 

-Bueno, a lo que venía. ¡Freyja nos ha convocado para elegir el próximo grupo de rastreo!- informó, con los ojos destellantes. Su humor había cambiado en cuestión de segundos. 

Aihrel y yo nos miramos. Esas asambleas tenían como fin elegir un grupo de valquirias y einherjars para descender al Midgard y comprobar que los clanes defensores de ese mundo -vanirios y berserkers- siguiesen en buen estado, y no hubiera disputas entre estos. Una simple formalidad, pero para las valquirias, descender al Midgard era todo un honor. 

-¡¿No bromeas?!-pregunté, emocionada. Eran muy pocas las veces que se convocaban ese tipo de reuniones. 
-¡En absoluto!-gritó Kaira, dándose la vuelta-¿A qué esperáis? ¡No os quedéis con esa cara y aletead! 

Dejamos de un lado nuestra hidromiel y seguimos a nuestra compañera. Nuestro “día de nonnes” podía esperar. 


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Sobrevolamos el Víngolf y aterrizamos sobre el patio exterior que rodeaba el edificio de conferencias. Se trataba de un gran templo de mármol, puro y brillante que se elevaba sobre un precioso jardín plagado de tulipanes, rosas de una extensa variedad cromática, lirios, azucenas, lavandas y en algun que otro estanque, descansaban varios nenúfares. Se podía distinguir el exquisito olor de cada una de ellas, incluso podíamos sentir el frescor del rocío que quedaba en los pétalos y en la verde hierba. Pero lo que más me enamoraba de aquel paraíso floral, eran los imponentes cerezos centenarios, teñidos de un color salmón que me templaba el alma. Entramos a la carrera, saltando de dos en dos los escalones que daban acceso a la sala principal, rodeados de columnas. Nos impactó la masificación de valquirias y eiherjars que se habían acumulado allí dentro. Todos parecían ilusionados e impacientes por saber quiénes serían los elegidos.

-¡Esto es peor que las rebajas de otoño!-bromeó Kira, colándose entre la gente, seguida por Aihrel.

Me dispuse a seguirlas, cuando algo me asió del brazo y en cuestión de un pestañeo, algo humedeció mi boca. Unos labios hábiles y cálidos danzaban un bals con los míos, mientras que su lengua jugueteaba divertida, produciéndome ardientes descargas por todo mi cuerpo. Me vi flaquear por la arrolladora intensidad del beso que me regalaba Einar, mi eiherjar. Me agarró por la cintura y se pegó mas a mi cuerpo, mientras con la otra mano me elevaba la barbilla para tener mejor acceso a mi boca. 

-¿Dónde estabas, princesa?-dijo entre jadeos- Tenía unas ganas locas de verte.

Sonreí y le acaricié el pelo, mientras me perdía en aquella selva verdosa que tenía por ojos. Eran como dos preciosas esmeraldas que refulgían a la luz del sol. 

-Yo también tenía muchas ganas de verte, mi guerrero-le besé en la mejilla y me colgué en su cuello con los brazos- Estaba con Aihrel, cuando Kaira nos ha avisado de la reunión. 

Einar gruñó y sonrió.

-Me voy a poner celoso de Aihrel, que lo sepas-susurró, acariciando mi nariz con la suya, cómo un beso de esquimal.

Reí y choqué mi frente con la de él. Estaba enamorada de él hasta los huesos.



3 comentarios:

  1. Lo sabiaaaaa ;D
    Sabia que nuestra prota tendria algun piboncito escondido por alguna parte.
    <3
    Bajar a Midgard, suena divertido. Un besotee
    Lena

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    1. Jejejeje Es un amor este Einar, ya verás^^ Muchisimas gracias por el coment! Un besote enoorme!

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  2. Qué bien lo haces...¿Valquirias? me encantan... me vas a tener esperando tus siguientes relatos... espero que no tardes mucho... un besazo¡¡¡ gracias¡¡¡

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