lunes, 10 de noviembre de 2014

Emma. 6



-L-la niña…-consiguió decir entre balbuceos- está viva.

El padre Miguel se acercó a nosotros para contemplar más de cerca a la recién nacida, sin poder creérselo. Las monjas fueron las primeras en suspirar de alivio y dar la enhorabuena a Claudia, mientras esta intentaba incorporarse para ver a su pequeña. Me levanté junto a Lourdes y llegamos hasta la madre, que cogió a su bebé en brazos. Grandes lágrimas descendieron por sus mejillas y lloró de felicidad, al ver gimotear a su pequeña. 

-¡Es un milagro!-exclamó Lourdes, alzando los brazos.
-Dios jamás abandonó a tu niña en el camino de la vida, Claudia-informó el padre Miguel, acariciándole el hombro-. Has de estarle muy agradecida por haberla devuelto al mundo.

La madre asintió sin dejar de mirar a Emma. Me acerqué para verla más de cerca, pues todavía me corroía un sentimiento de inquietud. Era una niña preciosa, de piel rosada y mejillas grandes. Claudia me la enseñó colocándose a mi lado y, cómo si supiera que estaba allí, Emma abrió los ojos. Una sensación de congoja me apresó el cuerpo al ver los dos pozos negros que tenía la pequeña por ojos. No pude apartar la mirada de ellos, hipnotizado, como si de un dulce canto de sirena se tratasen. Tan siquiera sentí mis piernas flaquear y perder el control de mi cuerpo, hasta que mi cabeza impactó contra el frío mármol del suelo y perdí el conocimiento. Pero la oscuridad de esas pequeñas pupilas no me abandonó hasta que cerré los ojos, inconsciente. 

Pequeña Emma, viniste a mi mundo, sola y desamparada, pero te acogí en mi seno y te mostré el camino de vuelta. Y junto a ti, he renacido de las cenizas, para sembrar el caos y la discordia. No llores pequeña, shhhh… No llores. Yo te protegeré siempre. ¿Quién es ese hombre que te observa? Mírale bien, Emma, que se acuerde de mis ojos… Y de lo que les acompaña. 

***************

Un olor agrio inundó mis fosas nasales y noté mi lengua acartonada y áspera. Carraspeé varias veces, mientras abría los ojos con lentitud. Los rayos de sol se filtraban por la ventana e iluminaba toda la estancia. Era una pequeña habitación de paredes blancas y suelo grisáceo, con un par de sillas a cada lado de mi camastro y un robusto armario de madera en una esquina. Observé la mesilla que había a mi lado, en la cual había depositados mis objetos personales: unas llaves, el móvil y mi querido reloj de bolsillo. Agarré este último y miré la hora. Las manecillas marcaban las seis y cuarto, y por la luminosidad que entraba por la ventana, supuse que serían las seis de la tarde.
¿Qué me ocurrió ayer?- me pregunté, intentando recordar los hechos. Pero unos golpecitos en la puerta me desviaron de mis ensoñaciones. Tras esta apareció la tranquila figura del Padre Miguel, que al verme despierto, su rostro pareció iluminarse.

-¡Ya está despierto!-exclamó hacia el exterior. 
-Buenos días- saludé, agradeciendo su presencia.
-Muchacho, nos tenías muy preocupados-me informó, sentándose en una de las sillas.

Sonreí y me disculpé, mientras saludaba a Lourdes y Helena, que entraron tras el padre Miguel. Como dos torbellinos, desplegaron sobre mi cama un gran surtido de magdalenas y dulces varios, mientras me contaron que sucedió después de mi desmayo.

-Nos asustamos muchísimo cuando te desplomaste en el suelo. No te movías, ni parecías respirar-dijo Lourdes, con una expresión de angustia. 
-Los médicos llegaron pocos segundos después y te atendieron, antes que a Claudia y todo-prosiguió Helena, devorando un pastelito de crema de los que habían traído-. Cuando verificaron que había sido un desmayo y que ninguno de tus órganos vitales estaba dañado, os llevaron a Claudia con su bebé y a ti al hospital.

-¿Cómo se encuentran ellas?-pregunté, con un deje de preocupación.
-Están perfectamente, aunque han aislado a E mma en la sala de incubadoras-declaró el padre Miguel, que escuchaba con atención la conversación-. Han de acabar de hacerle una serie de pruebas, para verificar si su organismo funciona correctamente.
-Entiendo…

A lo largo de la tarde descubrí que había dormido dos días enteros y lo que había sufrido era un desmayo por estrés, o eso declararon los médicos tras los hechos, ya que no le encontraban otra explicación. Me contaron que la policía había hecho una redada por el convento y los departamentos parroquiales, investigando a cada uno de los componentes que estuvieron en presencia del parto de Emma. Al parecer, Claudia había reclamado una denuncia contra la iglesia, supuestamente, por “intento de asesinato hacia un recién nacido”. No podía creérmelo, hasta que recibí una llamada, a altas horas de la noche, del Departamento de Policía del condado, alegando que al día siguiente recibiría la visita de dos agentes, para someterme a un interrogatorio pacífico. Si no fuera por los cables intravenosos que me impedían moverme, habría salido de mi habitación y buscado a Claudia, le habría interrumpido su sueño y le habría incriminado esa falta de respeto, por los que intentaron salvar a su hija de un parto del cual podría no haber sobrevivido. Pero en lugar de eso, me quedé postrado en la cama, con los nervios a flor de piel y la impotencia corriendo por mis venas. Pensé en la maldad que corroía a las personas, siempre dispuestas a saltarte a la yugular en cuanto tuvieran ocasión. Y en este caso, para ganar el mayor de los pecados que había consumido al ser humano: el dinero. Aquella noche apenas pegué ojo, recordando los oscuros ojos de Emma y el terror que me infringían; y las penas que deberían de estar pasando en el convento, para sacar adelante la iglesia si acababan por demandarnos. Pero todo pasó cuando los primeros rayos aparecieron tras el horizonte, y la oscuridad desapareció. Finalmente, conseguí cerrar los ojos y dormir.

4 comentarios:

  1. ¡Pero menuda bruja es Claudia! La próxima vez que la dejen en la calle, aunque esté pariendo trillizos... ¡qué desagradecida! Me ha tocado mucho la moral, jajaja.
    ¿Ya vendrá llorando porque su hija hace cosas raras, ya...?
    Besos :)

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    1. Ya tendrás tiempo de odiarla, ya... ;) Gracias por el comentario guapisima!
      Un besazo!

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  2. Coincido con Irene, cuando Emma se la juegue, a ver a quien acude jejeje
    Impecable como siempre y con ganas de mas ;D
    Que bien que hayas vuelto a publicar, me tenias impaciente, un beso guapa
    Lena

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    1. Ya tenia ganas de ponerme de nuevo, y porque hacia tiempo que me lo pediais^^ Y aquí estoy para cumplir vuestro deseos jejejeje Un abrazo preciosa!

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