sábado, 7 de junio de 2014

Mi gran adicción


Les presento a mi gran adicción: El baile.

En especial, al hip hop. No es una adicción cómo la lectura, el escribir, dibujar... Es una adicción distinta. Con ella, puedo expresarme de formas que no puedo al escribir en un papel. Declarar mis sueños con cada golpe, sentir la adrenalina recorriendo mis venas, dejarte llevar por el ritmo de la música... Es hipnotizante, absorbente. Me atrae como un imán. Y siempre será así. Jamás dejaré de mover los pies mientras compro en alguna tienda con música de fondo, nunca podré reprimir esos impulsos de zarandear el cuerpo en cualquier momento, sea el que sea, donde sea y cuando sea. Esa es mi adicción. 




Hace tiempo escribí un texto, describiendo el primer día que volvía a bailar, después de muchos meses atascada por culpa de los estudios: 
El profesor enciende el reproductor y de los grandes altavoces sale el débil susurro de un compás que comienza a sonar. Siento un cosquilleo por todas las extremidades de mi cuerpo. << ¡Al fin! >> El cosquilleo corre desde la punta de mis pies hasta la cabeza, que empieza a bullirme de euforia en cuanto el ritmo acelera. Vuelvo a sentir mi cuerpo vivo, dándome cuenta de cuanto echaba de menos esto. Me miro los pies y los muevo. Siento la necesidad de saltar de alegría, de moverme junto a la música como si fuéramos uno, en perfecta armonía. Los dedos me cosquillean inquietos. Quiero cerrarlos en un puño y moverlos con fuerza, descargando toda la adrenalina que estoy acumulando con cada golpe o movimiento. Mi cabeza averigua el compás de la canción con facilidad, y tarareo los puntos clave mientras muevo la cabeza. El profesor sube el volumen y sin poder resistirlo más, bailo junto a mis compañeros. Reímos y gritamos eufóricos, mientras nos movemos a nuestro aire por la sala. La música fluye por nuestro cuerpo y bailamos hasta que agotamos nuestras fuerzas. He perdido la práctica, pero aun así me dejo llevar. En esta sala es donde realmente me siento fuerte. La música siempre ha sido mi refugio, y a la vez mi espada a la hora de batallar con mis debilidades. Me muevo con seguridad: mis pies me dirigen, mientras mis caderas bailan junto al movimiento de los brazos. Cabeza alta y vista al frente con una sonrisa. Es hora de bailar, de volar sin alas junto a mis sueños.

Y esta tarde, voy a salir junto a mis compañeros en una exhibición de baile... ¡Espero hacerlo genial! ¡Deseadme suerte!


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