domingo, 8 de junio de 2014

Crónica: exhibición de baile

Ya expliqué ayer que iba a participar en una exhibición de baile con mi grupo de hip hop, y la verdad es que fue una tarde increíble. Una tarde llena de nervios y a la vez de risas y alegrías. Íbamos a demostrar los meses de trabajo y sudor que invertimos para poder salir y bailar, como si nos fuera la vida en ello (almenos para mí) y dar lo mejor de todos. 
La tarde comenzó un poco extraña, entre que no había nadie a la hora acordada y que mi hermana y una de nuestras compañeras persiguieron a una cría pequeña, que andaba sola por la calle. Nos preocupamos, como era obvio. Una preciosa niña apareció de la nada y recorrió toda la zona de la plaza donde horas despues íbamos a bailar, y seguidamente se fua calle abajo, sin nadie que la vigilara. Y como buenas ciudadanas que éramos, nos preocupamos y decidieron ir a ver si la niña se había perdido, mientras yo vigilaba las bolsas. En estos tiempos hay mucho "loco" suelto, y fueron detrás de ella, hasta que la niña les dijo que iba a casa de su abuelita, que estaba a unas manzanas de la plaza. Suerte que Sara (mi hermana) y Belén (la compañera) estuvieron con ella, no fuera a ser que un lobo se topara con la pequeña caperucita. Cuando volvieron, llegaron el resto del grupo y nos adentramos en una de las clases para ensayar. No había estado nunca allí, y me pareció una clase preciosa, con sus ventanitas redondas y el techo que descendía, como si fuera una buhardilla muy espaciosa. Después, cuando faltó poco para que comenzara la actuación, nos maquillaron y bajamos a la plaza, para esperar allí. Nuestros amigos nos esperaban allí, y mi chico, para darnos ánimos. Cada uno con sus historias, nos ayudaron a pasar el mal rato de la espera. ¡Gracias a todos por vuestra compañía! Además, vino nuestra prima, que hacía tiempo que no la veíamos, y desde hace tiempo nos pedía de ir a una de nuestras exhibiciones. Y allí estaba, como prometió. La queremos tanto... ¡Gracias por estar también allí, junto a nosotras Patri! 
Después de unas cuantas fotos, nos tocó salir... ¡Que nervios! Todos teníamos ganas de ir al baño, pero ya no había vuelta atrás. Y cuando subimos al escenario, todo el mundo se paró. Tan solo pensaba en mis temblores y en la música. En seguirla y hacerlo lo mejor posible. Y así fue. Dí todo lo que mi verguenza no me quitó y bailé como si allí tan solo hubiera una pared con espejos. Y no fue tan mal como esperaba. Bailamos y nos divertimos, como debía ser. Cuando todo acabó, y después de ver a los demás grupos bailar, nos despedimos de todos y nos fuimos a casa, a descansar. Fue una tarde maravillosa, y no creo que la olvide nunca. 

¡Gracias a todos!

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