domingo, 20 de julio de 2014

¡Fiestecilla: 18 años!

¡Buenos diiiiiias a tod@s! Ayer hicimos la fiestecita nocturna de nuestros 18 añazos... Cada vez más vieja ufff... La verdad, fue mucho más divertida de lo que me imaginé ^^ Fueron llegando poco a poco nuestros amigos y cuando estuvimos todos, nos pusimos a comer (la fiesta era a las diez de la noche). Cabe decir, que mi hermana, mi madre y yo estuvimos toda la tarde organizando los preparativos, la comida, la decoración... Y la verdad, es que salió todo riquísimo: Empanada de carne, tortillas de patata, bocatas, patatas, pizzas... ¡De todo! En fin, entre comicheo y comicheo, las risas nunca aminoraron. Acabamos con toda la comida existente, hasta que llegó la hora del pastel. Nos lo trajeron y con voces de ultratumba (lo digo por cierto amigo) nos cantaron el cumpleaños feliz. Después de soplar las velas, repartimos el pastel. ¡Estaba delicioso! Era de nata y trufa... ¡Riquísimo!
Y después de esto, pasaron al momento que más vergüenza pasamos mi hermana y yo: cuando todos te miran mientras abres los REGALOS. Un momento, en el que todos esperan que te guste el regalo y sonrías feliz. Y si no te gusta, has de hacer un esfuerzo sobrehumano para que tu sonrisa falsa se note lo más creíble posible. Pero, entre nosotros... ¡Todos los regalos nos encantaron! A mi, me regalaron una mochila monísima para mis libros y una tobillera, más una pulsera. A mi hermana, le regalaron el juego que tanto tiempo llevaba pidiendo: El Twister (es una fanática por ese juego); y una tobillera parecida a la mía y otra pulsera. Y el último regalo de todos, fue el de nuestros chicos. Nos dieron un sobre donde dentro, había un desplegable y dictaba: "Vale por una ESCAPADA"


No nos lo podíamos creer. Una escapada a un hotel, las dos parejitas, los días 22 y 23 de julio. ¿Y sabéis donde? Al Calella Palace *_* 

¡¡¡Alkkslfnlsfhnvfhgfhgri!!! ¡¡Precioso!! ¡Que ganas tengo de ir!
Bueno, y después del sorpresón, las felicitaciones (ya eran las 12, así que ya era día 20), los abrazos y demás; colgaron entre varios una piñata en el árbol que teníamos en el jardín y me vendaron los ojos. No veía tres en un burro, y menos si tenía que ensañarme con una piñata de un osito, repleta de caramelos (un poco infantil, pero que más da, ¡nos encantó! Sobre todo a mí jejeje). Después de varios intentos, conseguí romper la bolsa y todo lo que había dentro de esparció por el suelo. Nos abalanzamos sobre los dulces caramelos y volvimos a la mesa, dispuestos a comérnoslos. Poco a poco, las horas iban pasando y nuestros amigos se iban yendo, hasta que quedamos unos pocos. Estos que se quedaron, decidieron quedarse a dormir. Y la noche transcurrió con calma, nos metimos en la piscina, y finalmente nos dormimos. Bueno, al menos yo, porque estaba muerta de sueño ^^ Fue una noche fantástica. Pero el mejor regalo fue estar rodeada de mis amigos, aquella noche tan importante. La noche, que daría paso al día en que dos pequeñas gemelas decidieron llegar al mundo.







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