lunes, 7 de julio de 2014

Pieces of my soul: Laberinto

He encontrado este pequeño texto entre archivos y archivos de mi portátil, y he decidido colgarlo aquí. ¿Y porqué? Por nada en especial. Es algo que brotó de mis manos y que mi corazón y mente imaginaron, y ya sabéis que todo lo que escribo, me gusta colgarlo. Es un poco más de mí ;) Estoy pensando en convertirlo en el principio de algún relato, pero todavía es eso, un pensamiento en el aire. ¡Espero que os guste!


Corría sin parar, intentando encontrar un atisbo de luz entre los muros de aquel laberinto claustrofóbico. Su mente se suspendía sobre el borde de la locura, cada vez más cerca de sumergirse en ella. Todas las paredes le parecían iguales, con las mismas esquinas y recovecos, y ninguna de ellas parecía tener final. Gritó por ultima vez, deseando que alguien la escuchara. Tenia la garganta inflamada y dolorida de tanto gritar, esperando una respuesta al otro lado de aquellas paredes. Pero como todas las veces, no hubo respuesta. Giró la cabeza y vio tras ella cómo los muros comenzaban a oscurecerse, el suelo se tornaba grisáceo y el techo se volvia negro como el azabache. La iba a alcanzar. Entre aquella oscuridad, surgieron dos ojos celestes que clavaron su mirada en la espalda de la chica, cubierta por un sudor frío. No, no, no... Con las últimas fuerzas que le quedaban, les pidió a sus piernas que aumentasen el ritmo. Los músculos rugieron de dolor ante el nuevo esfuerzo. No daban más de sí. Respiraba con dificultad, absorbiendo grandes bocanadas de aire por la boca, como si fuera un perro cansado. Trastabilleó y antes de que pudiera recuperar el equilibrio, cayó al suelo estrepitosamente. Ahogó un quejido e intentó levantarse, pero sus piernas se negaron a obedecer. Había recorrido kilómetros de pasillos vacíos, tratando de quitarse de encima aquella espesa niebla, llena de sombras dispuestas a echarle el diente en cuanto flaqueara. Y ese momento había llegado. Se arrastró varios metros, luchando por su vida. Pero la oscura bruma ya se abalanzaba sobre ella para cuando quiso darse cuenta. Gritó con todas sus fuerzas, aterrada. Clavó las uñas en el suelo, que segundos despues se convirtió en una superficie oscura y líquida. Se hundió en ella sin poder evitarlo. Las sombras controlaban su cuerpo, y podía escuchar sus risas en su interior, mientras contemplaban cómo se hundía poco a poco en aquel charco viscoso. Tan siquiera pudo tomar aire. Ni cerrar los ojos. Se sumergió como si fuera un mero objeto. Quiso luchar por salir a flote, pero todo su cuerpo se habia paralizado, como si fuera un peso muerto. Y poco a poco, sus ojos se fueron cerrando, hasta que fue engullida por completo por aquella densa masa de oscuridad.

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