Hojeó el libro por encima y lo tiró a un lado, lejos de su alcance.
-Creo que no te hará falta-dijo entre carcajadas.
Aihrel iba a responder contra ellos, no se dejaba amedrentar, pero los guerreros se cernieron sobre ella, sin dejarle escapatória. Un pequeño alarido surgió de entre sus labios. Fruncí el ceño y miré al cielo. ¿Dónde estaba Freyja en estos momentos? Una de sus hijas estaba sufriendo un abuso, y ella jamás lo habría permitido, y menos a manos de los guerreros de Odín.
Sin pensármelo dos veces, corrí hasta ellos, agarré el libro que habían tirado y lo catapulté con fuerza hasta la cabeza del armario andante. Escuché un golpe seco, seguido de un gruñido.El guerrero se tambaleó y se llevó una mano a la cabeza. Aprovechando el aturdimiento provocado por el impacto, con rapidez llegué hasta él y lo plaqué con un golpe seco. Este cayó al suelo en mala posición y rugió de dolor. Se había torcido la muñeca.
-¡¿Pero que coño…?!-exclamó el otro, al ver a su amigo tendido en el suelo.
Aihrel se quedó inmóvil, sin saber cómo había llegado el einherjar hasta allí. Hasta que percibió un pequeño destello pelirrojo, que se acercaba peligrosamente hasta el guerrero que quedaba en pie. En ese momento, no supe comprender cómo había logrado detectarme, ya que hasta entonces, nadie lo había hecho. Era más rápida que la luz.
Para cuando el einherjar giró la vista hacia donde miraba ella, ya había alzado el vuelo para asestarle una patada voladora. Aulló de dolor, mientras retrocedía palpándose el rostro malherido. En él se marcaban las incipientes marcas rojizas de la suela de mis sandalias. Recé para que salieran ilesas de aquel enfrentamiento. En un desesperado intento por defenderse, sacudió los brazos en todas direcciones, esperando rozar con los dedos a su atacante. La rabia lo consumió, miró a Aihrel y volvió a abalanzarse sobre ella, que permanecía quieta, observando la escena. Gritó ante el rostro deformado del guerrero por la ira y con ello, alertó a todos los que se encontrasen cerca. Una multitud de valquirias se acercó a observar la escena, y algún que otro einherjar.
Aihrel alargó el brazo hasta la gran pila de libros que había cerca, y con un rápido movimiento, agarró el que tuviera la tapa más dura y lo descargó contra él. Me quedé quieta a un par de metros, sorprendida. Una pequeña sonrisa brilló en mi rostro. La chica tenia agallas.
El einherjar se separó de ella y esta, sin aminalarse, le tiró el libro con precisión. El pesado libro voló hasta las partes nobles del guerrero, que cayó en posición fetal mientras intentaba controlar los gritos de dolor. Su cuerpo comenzó a tiritar. Le había dado justo donde dolía. Los curiosos que se iban acercando, rieron y alzaron exclamaciones de júbilo. En ese momento, dos truenos resonaron por todo el cielo y dos rayos impactaron en la tierra, dando una elegante y poderosa entrada a Odín y Freyja. El dios de dioses miró contrariado as sus dos guerreros, echando chispas por su único ojo bueno.
-¿Qué está pasando?-preguntó Freyja, acercándose a Aihrel-¿Te encuentras bien?-inspeccionó su cuerpo con un repaso rápido.
Vaya, un primer encuentro movidito. Me gusta ;D
ResponderEliminarDesde luego Eyra tiene agallas, y nunca deja que nadie se meta con los débiles. Hurraaa!!
Un beso
Lena
Gracias Lenaa! :)
EliminarMe encanta, espero que subas pronto otro!
ResponderEliminarBesos.
Subiré de vez en cuando, ya que estoy con los deberes y todo, pero aun así sigo escribiendo sin parar ;) Gracias por comentar!
EliminarUn beso