Mi ángel de la guarda

Esta noche, vengo a hablaros de mi preciosa ángel de la guarda. Mi guardiana, mi consuelo, mi apoyo en los momentos difíciles (y los que no lo son), mi tesoro, mi suerte... 

Y es que, hoy me he dado cuenta, de lo afortunada que soy de tenerla cerca, de poder compartir mi vida junto a mi hermana gemela, Sara. Y es que, ya os habré hablado alguna vez de ella, pero esta vez, quiero dedicarle esta entrada exclusivamente a ella, porque a pesar de que a veces no me doy cuenta, lo merece. Jamás me he sentido sola gracias a esa sonrisita vivaz y esos ojazos brillantes que colman de luz todo lo que ven; a ese apoyo incondicional que me ofrece desinteresadamente; a ese cariño que me hincha el alma de felicidad; esa ternura y esa locura a la hora de expresarse, para animarme cuando estoy deprimida. Se lo debo todo y más. Des de pequeñas, he vivido junto a ella, hablando en nuestra jerga hasta que comenzamos a hablar mucho más tarde que los demás niños. No nos hacía falta nadie más que nosotras, y seguramente, serían largas charlas y muy entretenidas ;) Y poco a poco, fuimos creciendo, pero mi amor, mi cariño( y mi obsesión por protegerte) no han menguado. Soy realmente una chica con suerte, por haberme tocado la mejor hermana que podía brindarme la vida. Y es que, no sé que sería de mí si algún día llegasemos a separarnos, enfadarnos y dejar de hablarnos. Ya nada sería igual. Por eso, escribo esto, para que sepa que siempre estaré a su lado, ofreciéndole el brazo entero para cuando sienta que se ahoga en problemas; o mi hombro para cuando necesite consuelo, o simplemente una dulce sonrisa, pues no solo le ofreceré ayuda, si no también toda mi felicidad y el cariño que puedo ofrecerle al mundo. Porque ella es una parte muy importante del mío. Sara, mi hermanita querida, al verte, sé que siempre tendré a un ángel de la guarda velando por mí, en mis momentos de debilidad y enfermedad (gracias por el chocolate

 caliente que me has preparado por mi resfriado) y en mis momentos de mayor dicha. Y quiero que sepas, que yo estaré cuidando de ti incluso sin darte cuenta, pues no busco tus agradecimientos, si no esa sonrisa que tanto me gusta, y esa carita de felicidad que me encanta ;) Porque mi recompensa es que sigas a mi lado, que no acaben esas charlas confidenciales en la ducha, esas miradas que sin necesidad de palabras, logramos averiguar nuestras preocupaciones y esos abrazos espontáneos y besos "mejilleros". Gracias por ser mi acompañante más fiel en el camino de esta vida, porque consigues que el duro trayecto se vuelva una pista de baile en la que bailar y dejarse llevar con libertad. 

GRACIAS, MI ANGELITO DE LA GUARDA.